San Juan de Ortega
El cuartel inferior del escudo municipal de Atapuerca está ocupado por medio sol que asoma. De aquí se extraen anualmente gran cantidad de vestigios que permiten arrojar luz sobre la forma de vida del homo antecesor hace 1.200.000 años. A pocos kilómetros de los yacimientos se levanta el santuario de San Juan de Ortega, que estos días vive gran ajetreo de peregrinos, turistas y curiosos. La causa que los trae está relacionada con el calendario solar. Son los días previos al equinoccio de otoño y al igual que en su paralelo de marzo, dentro de la iglesia construida por el Senior de Ortega se repite el llamado Milagro de la Luz, o lo que es lo mismo, el resultado de precisos cálculos astrológicos, arquitectónicos y matemáticos para que a las cinco de la tarde _ hora s. _, un rayo del astro recorra el triple capitel románico que representa la Anunciación.
María, en actitud expectante hacia el sol, aguarda la llegada de la luz y se muestra indiferente ante Gabriel, el arcángel anunciador. El efecto es genial.
Al frente de este singular santuario se encuentra desde hace más de treinta años José María Alonso Marroquí, que dispensa con generosidad alimentos y atenciones a los peregrinos. Su ilusión por la obra del santo constructor ha conseguido importantes ayudas oficiales que garantizan la pervivencia del monumento, pero ahora sufre los avatares de la política. Anexo a San Juan de Ortega está San Nicolás, que necesita urgentes obras de restauración. Para ello, Alonso obtiene 800 millones de las antiguas pelas, concedidos en tiempos del anterior Gobierno. Sin embargo, los meses pasan, los equinoccios se suceden, y la nueva titular de Fomento parece haberse olvidado del enclave burgalés.
Sabedor de que admiramos el equinoccio ortegal y de que nos dedicamos a lo que él considera influyente oficio de la columna periodística, Alonso reclama nuestra ayuda. Naturalmente, correspondemos a su solicitud, por si de algo sirviese.