Partenogénesis
Además del referéndum francés, el fin de semana dejó otras dos aportaciones que deben traer cola por obligación, a saber, el artículo de Josep Piqué ¿Por qué ZP reniega del espíritu de la transición? y los vaticinios de Francisco Vázquez sobre el inmediato gobierno gallego. Veamos esto último.
A 19 jornadas del 19-X, la Liga gallega se anima gracias a las contribuciones del alcalde coruñés, que está tocado por la varita mágica contra el aburrimiento de palabra y obra, merced a una sabia mixtura de experiencia, guerrismo, elitismo, tradicionalismo y retranca.
Apuesta Vázquez a que la mayoría suficiente para gobernar Galicia desde las próximas urnas, se formará a partir de una escisión del PP, en apoyo de Touriño, antes de permitir un pacto entre los socialistas y Quintana. Ni que decir tiene que para facilitar ese supuesto se precisa que Fraga no obtenga la quinta absoluta, se quede a las puertas y caiga el partido con todo el equipo. Un cataclismo que dejaría chiquitos aquellos relevos masivos entre funcionarios canovistas y sagastinos.
Con esa alternativa sobre la mesa, Vázquez no sólo descubre su quiniela, sino que pone en práctica una de las divisas políticas de mayor tradición y predicamento, la que ordena dividir para vencer y cuya autoría se disputan todos los grandes estrategas del mundo, aunque sólo Machiavelo la acredita entre su obra.
Por mucho que el PP lo niegue en redondo, la predicción vazquista está lanzada y sus porcentajes de viabilidad se mantendrán vigentes, por lo menos, hasta la tarde-noche del 19.
Si nos adentramos en la formulación de la hipótesis, repararemos que el alcalde no duda en adjudicar el papel de escisionistas a todos, o a parte de los populares, que cubre la denominación os da boina: Baltar, Cacharro y Cuiña, por orden alfabético. Más que cubrir una quiniela, lo que hace Vázquez es pronosticar el cisma de Avignon.