Traición sin límite

El papel todo lo aguanta

La inflación sopla un aire gélido contra los cogotes de las familias y a medida que arrecia el temporal al Gobierno se le ocurre protegerse con paraguas ideológicos que en nada la combaten, aunque ayudan a que las conversaciones no sean monotemáticas y se desparramen sobre asuntos tan interesantes y de tan rabiosa actualidad como son los despojos de aquel prisionero ejecutado por los rojos de nombre José Antonio Primo de Rivera, próximo a cambiar de estatus para convertirse en el primer condenado a muerte que dispara contra el indefenso pelotón de fusilamiento que lo apiola.

No menos apasionantes resultarán los seminarios que sin duda se celebrarán este agosto en cualquier aula magna fresquita, de El Escorial o de Sierra Morena, sobre enunciados como ¿Era Bellido Dolfos de izquierdas?, o el no menos apasionante, Antonio Pérez, heraldo de Podemos en la lucha contra la monarquía. Todo con tal de no agarrar el rábano por los cuernos, o el toro por las hojas.

Ya sabrán que también estamos a punto de reconocer a los etarras “perseguidos en democracia” bajo la consideración de “víctimas indemnizables”. Será gracias a la fructífera alianza entre los judas españoles y los expistoleros vascos. Una maravilla que sin duda calentará los ánimos de las verdaderas víctimas y de todos los demás, por si el verano flojea en grados.

El disparate/insulto, burla, broma o canallada, que de todo tiene la pretensión, se fundamenta en la lucha que los señores del pistoletazo en la nuca, el secuestro, la extorsión y el pasamontañas llevaron a cabo en pos de “la consolidación de la democracia, los derechos fundamentales y los valores democráticos”.

¿Se puede ser más indigno? Sí, ya lo verán ustedes a lo largo de 2023, o lo que dure.

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