La guerra de los mundos
La eterna disputa
No queda otro remedio. Hay que hablar de la OTAN porque estos días la alianza, el pacto, o el tratado que responde a estas siglas está entre nosotros en el sentido más estricto que imaginarse pueda.
Pero al mismo tiempo, qué pesadez. Ya está dicho todo cien veces, ya tuvimos nuestro aquelarre particular sobre la conveniencia o no de pertenecer, ya acordamos que sí, que es un mal necesario, como los insecticidas, que a nadie nos gusta utilizar hasta que te invaden la casa una colonia de chinches.
Por si fuera poco, lo de Ucrania nos ha puesto los pelos de punta para reforzar el convencimiento de que los sentimientos pacifistas que a todos nos mueven no valen de nada si al otro lado existe un ejército armado hasta los dientes que se pone en marcha por decisión de un loco, de un ambicioso o de una camarilla que participa de todos los males.
En la manifestación del domingo faltaba una condena de Rusia y no se vio ni por el forro. Desfilaron, eso sí, varias insignias comunistas en medio de apelaciones a la paz. Cualquiera podría pensar que esa ideología se ha dedicado desde que existe a construir hospitales y residencias de la tercera edad, pero sabemos que ha sido una de las banderas que más ha contribuido a la ampliación de cementerios.
Sí, en todos los bandos cuecen habas. Pero al menos aquel en el que llevamos como miembros cuarenta años presume de defender las democracias de corte liberal, no dictaduras que hacen de la pobreza generalizada una ilusión colectiva.
Qué pesadez volver sobre lo andado y sobre todo, qué miedo al comprobar que estamos siendo gobernados por atlantistas dubitativos y antiatlantistas convencidos.
Cómo se nota que no tuvimos que sacrificar toda una generación de jóvenes en Normandía. Aquí somos más de guerracivilismo.
30 de Junio , 2022 - 1:22 am
Esperar que los manifestantes anti-OTAN condenen el ataque ruso es pedir peras al olmo. En la del miércoles que salió de Tirso de Molina gritaban cosas como “Zelensky puto nazi”. No podían condenar la guerra de Putin porque son la gente de Putin.