Espejo ojepsE

Sánchez y zehcnáS

Volvemos al punto de partida. Los resultados en Andalucía han sido tan dolorosos que al presidente se le ha escapado ante su ejecutiva algo que ya sabía desde un principio, pero que por egoísmo centrípeta había escamoteado en estos tres años: gobernar con Podemos, separatistas y proetarras es un lastre. Vamos, que no hay quien duerma.

Pero el hecho de que lo sea para él y su gobierno, no es nada comparado con lo que significa para España y sus habitantes, unos seres condenados a admitir un pacto contra natura, como lo califica Guerra en cuanto se materializa, y que solo representa a la mínima parte de la población que se alegra cuando a España le soplan mal los vientos.

Superado bien a gusto el ecuador de la tortura _ que rima con legislatura, pero solo eso _, el presidente retorna a la casilla de salida. Ahora ya concilia el sueño porque se ha acostumbrado, pero no ha logrado conciliar el lastre. Pobrecillo. Por eso pierde las elecciones en Andalucía… ¿pero no habíamos quedado que los resultados no tenían nada que ver con España?

En la ejecutiva, de puertas adentro, se dice lo contrario, pero no sé si ese reconocimiento nos deja más tranquilos por saber que también el presidente está preocupado por su propia gestión, o más inquietos, porque incluso sabiendo la peligrosidad tóxica de la misma, la mantiene y pretende prolongarla otra docena de mesecitos más.

Me quedo con la segunda opción, que a su vez responde a alguna de las leyes de Murphy. Si una legislatura puede salir mal, saldrá mal.

No obstante debemos reconocer que esas excusas infantiles, echándole las culpas a sus socios, también sirven para humanizar a Sánchez. No es un insensible político, egoistón y caprichoso. ¡A él también le duele verse reflejado en el espejo!

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