Indalecio López Pin, el último alimañero
Conocido como O Estanqueiro de Córneas, se había propuesto dar caza a medio centenar de lobos
SU HISTORIA Y la de otros muchos alimañeros, como sus competidores José y Pedro Núñez Tellal, llevarán la indignación a proteccionistas y ecologistas, pero deben entender que en los años de Indalecio López Pin (Baleira, 1906), su actividad merece el reconocimiento de sus paisanos y la recompensa de las autoridades. A nadie sorprenderá saber que hoy son muchos los que añoran su trabajo.
Lo conocen como o Estanqueiro de Córneas, porque esa parroquia es el centro de sus cacerías contra lobos y zorros, principalmente. En 1963, cumplidos los 57 de edad, se acerca a Lugo con una piel de lobo a sus espaldas. Hace el número 38 de los abatidos en sus años de alimañero, pero pese a que ya no es ningún chaval, se ha propuesto llegar al medio centenar antes de abandonar el oficio.
Lo trae para mostrarlo en La Venatoria a la Junta de Animales Dañinos, y optar así a los premios anuales.
El periodista de El Progreso Alfredo Sánchez Carro le pregunta si lo suyo da dinero e Indalecio parece expresarse con sinceridad:
_ Algo sempre se saca, tanto dos concellos como dos veciños afectados. Perder, non se perde o tempo matando lobos. O caso é atopalos a tiro. Pero a mín particularmente, penso que nunca me retribuíron como merezo. Coido que non hai na provincia de Lugo ninguén que leve matados tantos lobos.
La aparición de Indalecio en el periódico ese año de 1963 tiene una intrahistoria que no se desvela en ese momento. Tiempo atrás, El Progreso se había ocupado de los daños causados entre los ganaderos de Baleira y A Fonsagrada por un lobo al que llaman Carbonero.
Se organiza una primera batida y Álvaro de Arce y Campo logra herirlo en una pata. En una segunda se da muerte a Carbonero y a su pareja, y el mérito se lo lleva Pedro Núñez Tellal, vecino de O Estornín en A Fontaneira, y rival de Indalecio.
Aquel reconocimiento arde durante meses en las entrañas de López Pin, que se conjura para poner los puntos sobre las íes. Por eso se acerca con la última pieza cobrada a Lugo y antes de marchar le dice a Sánchez Carro:
_ Ao famoso Carbonero mateino eu so e non nunha batida como hai tempo se dixo. Perseguímolo varias veces, pero non cae ata unha noite nos montes de Córneas. Era un exemplar precioso e o maior lobo ao que din morte.
El contencioso con Tellal seguiría, o no, en Baleira.
Indalecio habla de velar al lobo, es decir, esperarlo de noche en las cercanías de las casas. En batida hay que rodearlo con perros y dar una salida donde apostarse para dispararlo. De lo contrario se escapará.
A este último que se trajo a Lugo lo caza en A Pereira de Córneas mientras come una oveja que había matado. Ocurre un 18 de junio, después de tres días en los que es visto por los alrededores.
En cuanto a zorros, Indalecio ha perdido la cuenta sus registros. Cree que son varios centenares desde el año 1928, cuando abate a su primer lobo, también en Córneas.
De los 38 que contabiliza, algunos mueren en batidas con amigos y vecinos, como el citado Álvaro de Arce y Carlos Pardo Menéndez. En una en la que participan los tres, matan a dos.
El alimañero se extraña de que vuelvan los jabalíes, considerados también dañinos por los destrozos que causan en los sembrados. Solo ha matado a tres. Los ve por Castelo de Freizo y en Carballal de Fontela.
De mozo _ dice como rareza _, se cruza una vez con tres corzos. También cuenta en su haber con alguna marta.
Cree que aumenta el número de lobos, gracias a las plantaciones de pinos que les ofrecen hojarasca donde guarecerse.