Españolas en París
Indignante lo de Ramos
Me pasma, emboba y embelesa la fina sensibilidad de los encuestados pues son capaces de reaccionar con agilidad felina y rapidez aguileña al primer rumor sobre desavenencias entre los líderes de un partido, pero tragan, tragan y tragan las tropelías cometidas por los líderes de los otros. Para mí que ven mucha tele.
O mejor aún. Los encuestados españoles viven en unos despachos a cuerpo de rey, con calefacción pagada, doble horario de cafelito mañanero y bula para fumar a las puertas de cuatro a siete veces al día.
Así es posible que se indignen con Ayuso y Casado y les parezca de perlas que la luz se pague multiplicada por siete desde que los actuales gobernantes decían que era inadmisible y que debería dimitir tododiós.
Al PP se le pueden afear muchas cosas, pero que nos vengan con estas castañuelas y que a los sociómetras y a los democópicos, o como se llamen, les salgan las cuentas es sencillamente apocalíptico.
Ni carestía, ni apagón, ni volcán, ni pandemia, ni desabastecimiento, ni hundimiento económico, ni desobediencia, ni policías en la calle, ni nada de nada de nada conmueve al encuestado y le hace arrellanarse en su asiento. Solo que Isabel, Pablo, José Luis y Teodoro tengan sus tiras y aflojas sobre quién ejercerá el mando en plaza madrileña conmueve el corazón de los encuestados, aunque residan en el parque de Los Alcornocales de La Almoraima y su vida gire en torno al corcho y al hotel convento que allí se encuentra.
Este es un país y los demás son provincias.
Claro que si escarbasen un poco más en sus preocupaciones descubrirían que en un lugar destacado aparece su inquietud por el hecho de que Sergio Ramos lleve tropecientos meses en París y todavía no haya jugado. ¿No deberíamos montar un pollo en la avenida de les Champs-Élysées?