Abre los ojos
Antes de que sea demasiado tarde
La ceguera se cobra nuevas víctimas a diario. La física y la mental. De esta última hablamos todos los días. Nadie parece ver lo que está pasando, y quien lo hace, se abandona al fatum mitológico de lo inevitable.
Ahora el sanchismo añade a la lista de males la ceguera física porque nos obliga cada mañana a frotarnos los ojos de la cara para despejar cualquier duda sobre la certeza de lo que hace, dice o planea.
Incluyo en el sanchismo todo lo relativo a sus socios, allegados, apoyantes y aplaudientes, pues forman parte del conglomerado con el que se nos castiga a los lectores de los clásicos literarios, políticos y filosóficos. Nada vale. Solo se sabe que ha llegado el Maligno para entronizarse.
Lo hace sin libro, claro. Su principio fundamental se asienta en la ignorancia y los libros, ya sabemos, por muy malos que sean, siempre tienen algo aprovechable y esto no.
Zapatero, con Maduro; Sánchez, con Otegi; Echenique, con Díaz-Canel. Y todos contra la policía. ¿Sabe Felipe VI que su reinado se describirá como un estercolero? ¿Sabe que buena parte de los que cobran del Estado le hacen la cama a diario y alardean de que tarde o temprano acabarán con él y con ese Estado?
No lo dudo. Lo pregunto a modo de lamento para que el viento y la DANA no se lo lleven al olvido y nadie pueda decir el día de mañana que los españoles ni siquiera las vieron venir porque estaban ciegos de tanto frotarse los fanales.
Reconforta, al tiempo que desespera, encontrarse a cada paso nuevas conversiones al asombro y comprobar que el frotar no se va a acabar por mucho que cada día arrojen paladas de carbón a las calderas del absurdo.
Una de las chicas conjuradas en Valencia propone hoy que para los altos cargos se nombren personas no binarias, ni hombres, ni mujeres. Me pregunto qué serán Sánchez o Yolanda.