Fantasmas del pasado
Cazafantasmas
La lucha de Sánchez contra Franco evidencia los pecados que su partido comete antes y durante la guerra, y que él trata de disimular con los que comete Franco durante y después.
Nada hay de útil en ello salvo para un amante del figurín y el pantallazo que vive de las apariencias y cree que los votantes también. Franco está muerto y enterrado dos veces _ una de ellas, por él_, y los franquistas pueblan otros cementerios y alguno hay que ocupa plaza en asilos diseminados urbi et orbi. Un ejército fácil de derrotar porque ni siquiera existe. ¿La Fundación Francisco Franco? Pues claro. ¿Acaso no existe el Partido Comunista y de él cuelgan muchísimos más crímenes?
La insistencia en la lucha no va a cambiar los hechos, ni el relato que de ellos hagan los historiadores. Si acaso cambiará el que se haga sobre Pedro Sánchez y su torpeza, pues se dirá que frente a problemas actuales que formaban parte de su mundo y de su actualidad, dedicó ímprobos esfuerzos en luchar contra fantasmas porque pensaba que así haría buenos los tremendos errores de Largo Caballero y don Inda, cuando son ellos mismos lo que reconocen su enorme responsabilidad en todo lo que ocurre.
La torpeza es mayor al comprobar que comparte su presidencia con regímenes de sello antidemocrático que machacan al individuo sin que a él parezca importarle un comino, o lo que es peor, lo hacen con su apoyo o con su complacencia y la de sus socios, apoyadores y apoyantes.
Decía Aristóteles que el castigo de un embustero es no ser creído aunque diga la verdad, y el hombre está en esa fase de baja credibilidad. Se le acabó la lengua de tanto usarla y ahora, aunque pelee contra la bicha del pantano, habrá gente que se pregunte por qué lo hace si todos sabemos que la bicha no existe.