Pereira de la Riva, el poeta de la grande y pequeña historia
El escritor, político y periodista de Lugo se define como “el bardo oscuro”
EL FERROLANO ANTONIO Cirvigo y Vorca _ las letras desordenadas del nombre Victorino Novo García _, dice de él que fue “periodista per se, y literato per accidens”.
Quizá sea correcta la visión del personaje por parte de un coetáneo, pero desde la perspectiva actual, en Aureliano José Pereira de la Riva (Lugo, 1855) se aprecia más vigorosa su faceta literaria y buena parte de la culpa debe ser achacada a su Romancero de la Ciudad de Lugo y a otras composiciones donde quiere llevar la historia de su ciudad y de Galicia a la altura literaria alcanzada por otros.
¿Quién soy?, se pregunta para reafirmarse en su meritorio autodidactismo. El bardo oscuro, se responde. Este carácter de poeta poco instruido le perseguirá siempre y le costará la ausencia en muchas antologías y el olvido en los trabajos fundacionales de la Real Academia Galega.
Historia y leyendas, como la de A cova da serpe, son constantes en Aureliano José como resultado de un proceso de imitación. Entiéndase bien. No como copia de nadie, sino como seguidor de otros ejemplos.
Vuelve su vista hacia Bécquer, cuyo influencia es muy evidente, pero también se fija en Goethe y Zorrilla, sin olvidar a Campoamor, Heine y Byron. Entre los gallegos, sus referencias se centran en Rosalía, Pondal y Curros Enríquez.
También él persigue la historia menuda, aquélla que los ingleses diferencian de la history llamándole story. Por ejemplo, sus Cousas da aldea, tan alabadas por Curros, y sus Mocedades.
Lonxe d’a terriña, que data de 1876, es musicada por Xoán Montes, así como Antroidada y A sega. Pero la producción final de Aureliano José es mucho más extensa a través del teatro, con el drama Soledad y el sainete Los capitalistas, y del ensayo, con estudios sobre Las murallas de Lugo, Paralelo entre Shakespeare y Calderón, y Memoria acerca de las industrias que pueden establecerse en Lugo.
También es poeta en castellano con dos libros, Impresiones y recuerdos (1877) y Otoñales (1889), además del Romancero… Esta obra, A Cova d´a serpe, el estudio sobre las muralla, la memoria sobre las industrias y ¡Terra… a miña!, son premiadas en 1891 por la Asociación de Escritores y Artistas de Lugo, que preside Sotero Bolado.
A partir de 1879 es director y máximo ideólogo del Diario de Lugo, sin dejar de lado un empleo en la administración que le procure el sustento. Cinco años después, sus críticas al diario conservador El Porvenir, de Santiago, le obligan a cerrar el Diario. Volverá con otra cabecera, El Regional, de ideología federalista.
En ese sentido, promueve la Asamblea Federal de Galicia de 1886 en A Coruña, y la de 1887, en Lugo, para aprobar el proyecto de Constitución del futuro Estado gallego, que realiza Segundo Moreno Barcia en 1883 y que ya ha sido narrado en esta colección con sus crisis y divisiones.
El 86 resulta ser un año especialmente trágico para él, ya que muere su único hijo, Gabriel, y se ve obligado a sofocar un incendio en la plaza de Lugo, siendo director de El Regional, lo que le vale grandes elogios.
También entonces es concejal de Lugo. En 1891 ingresa en el Partido Liberal Dinástico, lo que le acarrea las críticas de sus antiguos camaradas. Marcha a Madrid con graves problemas económicos y allí se hace funcionario de Fomento, sin perder de vista la actividad cultural de los gallegos, ni el movimiento obrero, para dar como resultado una extraña mezcla de monárquico regionalista de querencias socialistas. Muere allí en 1906.