Vinicio Vilares, todo para el emigrante

El de Baleira es uno de los artífices de la excelente infraestructura conseguida en México

EL LUGAR DE San Bernabel, en la parroquia de Santiago de Martín, pierde en un siglo a todos sus vecinos. Allí nace Vinicio Vilares Andión (Baleira, 1915), apenas cuatro años después de crearse el primer centro gallego en México, al que Vinicio está destinado a vincular su vida para convertirlo en uno de los mejores del mundo.

Cuando cumple los quince años, Vinicio compra un pasaje en el Cristóbal Colón que lo conduce del puerto coruñés al de Veracruz (México), donde lo registran, sin que sepamos los motivos, como natural de Ribadeo. En México lleva ya siete años su hermano Eusebio.

Los dos hijos de Pedro Vilares trabajan en diversas panaderías y oficios, hasta que Vinicio se hace propietario de una fábrica de envases de cartón.

A los quince años de su llegada, en 1945, se casa con la madrileña María del Carmen Cañil Lozano, con quien tiene seis hijos, entre ellos el arquitecto Pedro Vinicio Vilares Cañil.

Pronto entra en contacto con el centro, que reúne a 800 gallegos de los 2.500 que viven allí. Hay que tener en cuenta que el país está cerrado a la emigración, lo que significa que todos son anteriores a los años de la guerra. Ejerce la secretaría del mismo y con su aliento se llevan a cabo realizaciones muy ambiciosas.

El número total de españoles en México durante los años sesenta es de unos 30.000. Entre los gallegos destacados, Vinicio se refiere al médico coruñés Aurelio Gutiérrez Mollano, que preside el Centro, al oftalmólogo compostelano Juan Rico Rodríguez, al actor orensano Eduardo Fajardo, y a la actriz lucense Prudencia Grifell.

La figura histórica más destacada es Fray Sebastián de Aparición, de A Gudiña, que introduce el transporte por carretera y construye gran parte de las pistas existentes. Su cuerpo incorrupto se venera en Puebla.

En España participa en el Congreso de Emigración, donde se aborda la modernización de Galicia como factor esencial para frenar la despoblación.

También viene con el encargo de entregar al Círculo das Artes una colección de discos del Instituto Mejicano de Seguridad Social, que recogen canciones mejicanas, así como varios libros sobre México.

Lugo le sorprende, pero San Bernabel le deprime. Está igual que hace 38 años, cuando emigra. Llevado por su espíritu emprendedor decide crear la Junta pro-mejoras de San Bernabel, pero hoy sabemos que nada logra detener la hecatombe demográfica.

Vinicio destaca la labor que lleva a cabo la Sociedad de Beneficencia Española, pues atiende a todos los españoles sin distinción de credo político o religioso. Fue fundada en 1842 y en 1968 posee un patrimonio de varios cientos de millones de pesos mejicanos con un presupuesto anual de unos 40 millones.

El de Baleira pertenece a la Junta Española de Covadonga que se encarga de reunir los fondos para la Sociedad. Gracias a ella, dice, ningún español está en México desamparado. Están a punto de inaugurar una clínica con más de 500 camas que se considera la más adelantada del mundo para emigrantes.

La labor del Centro es transmitir el folklore y la cultura de Galicia a las nuevas generaciones, así como ofrecer un espacio para las reuniones sociales, que pronto podrán ser deportivas, gracias a unos terrenos adquiridos.

Otros aspectos de los que presume Vilares son el cuadro artístico que actúa en todo el país y el restaurante del Centro, “el mejor de la capital” que ofrece a los deportistas gallegos y españoles que acudan a la Olimpiada de 1968.

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