Señora andanta

Ya está bien de discriminación. Lo de Manel no fue gallo, sino gallina

Pedro Sánchez es de la cuerda de los que dicen militantes y militantas. De hecho ya suena Bibiana Aído para sustituir a Susana en Sevilla y nadie olvida que esa mujer es la eminencia gris que aportó el vocablo miembra al rico castellano.

A ellos les da igual que la RAE se desgañite de vez en cuando con pausadas soflamas sobre el inmenso desconocimiento del idioma y la consiguiente incorrección que supone utilizar los supuestos dos géneros cada vez que hay una referencia a un colectivo.

Se suelen cometer dos fallos al mismo tiempo. Uno es despreciar la ley de economía del lenguaje que nos ha llevado desde tiempos inmemoriales a mejorar la comunicación de ideas.

El otro es el de crear femeninos que no existen, principalmente entre los participios activos que derivan en sustantivos, porque algunos sí lo tienen, pero otros, no.

Andante es el que anda, sea Don Quijote o Dulcinea, pero nadante no es nada, ni macho ni hembra. El que preside puede ser presidenta si es mujer, pero si se está yendo no es salienta, por muy hembra que sea, sino saliente.

¿Cuál es la norma? Para mí las tengo que no la hay. La costumbre, el uso, la eufonía, la cacofonía, la necesidad, el sentido común y el gusto por el idioma. Ésas son las reglas. Decir afiliados y afiliadas no responde a ninguna de ellas. Perdón, sí lo hace a una; a la cacofonía más absurda y mostrenca que imaginarse pueda, al ridículo de no saber que existen palabras que contienen los dos géneros y a la soberbia de creerse inventores de palabras, como si de Cela tuviesen la punta de una uña, y solo porque donde ven O ponen A, una regla que nos llevaría al absurdo de ser yo un periodisto, pues por masculina naturaleza les repugna la terminación en A del oficio, como dentista, policía, anestesista y piragüista, entre otros miles más.

3 Comentarios a “Señora andanta”

  1. rois luaces

    Enhorabuena; aunque
    en nuestro país de ananos, como decía aqueloutro, se lleva mucho, en las altas instancias y lenguas relamidas, y aún peor, bajo el disfraz del arte abstracto: el estudiantado, la ciudadanía,
    es verdad que: ‘la clientela, la afición, la gente, el público, señoras y señores’ … así se decía de toda la vida, pero de as modernas “”aportaciones”" ¡abrenuncio!

  2. Aureliano Buendía

    Yo, que he sido toda la vida un poco gilipollas, me encuentro ahora que el apelativo que me corresponde es “gilipollos” (aplicando la simple regla de darle la vuelta a todo, que es lo que en estos infaustos tiempos se lleva).

    Y, francamente, debe ser que mi cerebro carca y ultraconservador se adapta mal a cualquier cambio, porque el vocablo (o vocabla) me suena mal.

    También puede ser porque, dado mi natural algo rebelde, me adapto mal a todas las dictaduras, incluso a la de la corrección política.

  3. CUANTAS INUTILAS

    Cuando la cultura debería estar mas extendida resulta que proliferan fenomenos paranormales de gente (y genta) abducida por consignas de género donde a similitud del ilustre don Quijote de la Mancha no se luchan contra molinos de viento tomados por terribles y malvados gigantes, sino que supuestamente un porcentaje del genero femenino + los tontos masculinos (que haber hailos tambien) luchan contra el otro género de su misma especie.
    Somos la misma especie pero esos piensan que no, que somos dos especies distintas obligadas perpetuamente a luchar entre si.
    Cuanta bazofia (y bazofio) tenemos que aguantar estoicamente.

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