Nunca sin mascarilla
Marsé, con pinzas para no mancharse
Como la república catalana con la que sueña Ada Colau prohibirá el castellano de cuajo en los servicios oficiales de la sociedad, para lograr la comunicación con aquellos ciudadanos que solo hablen esa lengua, se creará un numeroso cuerpo de intérpretes _ uno por centro oficial, como mínimo _, y así se solventará el problema con elegancia, a la par que se evita el contagio.
El plan de Colau también se puede describir, poco más o menos, de la siguiente forma. Yo soy un funcionario catalán que sé expresarme en los dos idiomas perfectamente, pero como me han prohibido utilizar mis conocimientos, cada vez que tenga que hablar con un administrado en la lengua de Cervantes, debo llamar a un intérprete para que lo haga, porque él sí estará autorizado para decir: “Buenos días, ¿dónde le duele?”
No es fácil llegar a unas pautas de comportamiento futuro tan avanzadas y modernas como ésta. Se necesitan muchas noches de insomnio.
Ya estamos viendo las bases del concurso cuando se convoquen nuevas plazas de sanitarios: “Se valorará el desconocimiento de idiomas”. Funcionarios monolingües, de una sola pieza, quizá con algún pecadillo de juventud, como haber leído “Últimas tardes con Teresa” en Seix Barral. Eso se acabó. Como mucho podrá leerse “Teresa l´après-midi”, que es la versión francesa, y pare usted de contar.
Si por alguna razón de índole filológica o arqueológica, el ciudadano catalán de la república catalana tuviese que examinar la novela de Marsé en su lengua original estando prohibida, comprará una bula de idioma y reclamará la intervención de un intérprete especializado para no contaminarse.
Y digo yo. Si todo esto se airea sin ningún pudor, ¿qué otras medidas silenciadas pueden estar cociéndose en esas cabecitas enloquecidas por la vorágine fundacional?
24 de Enero , 2017 - 17:53 pm
A Ada Colau había que mandarla a la M. eso si en todos los idiomas posibles, Catalan,
Gallego,
Vasco,
Español,
Frances,
Aleman,
Griego,
Suahiri,
Malayo,
Hebreo,
Arameo,
Chino Mandarin,
etc.
Con un poco de suerte a lo mejor entiende alguno de ellos porque mas indigente mental que esta tipa no se puede ser.
24 de Enero , 2017 - 20:06 pm
Hace tiempo que vengo diciendo que lo de Cataluña es cuestión de ídem. O sea, que pueden transcurrir semanas, meses o años, pero el final será siempre el mismo: la independencia.
La situación es, a estas alturas, diáfana. Tenemos un movimiento independentista sólido y tenaz. De acuerdo en que es artificial, que sus proclamas identitarias carecen de fundamento real, que no es más que el producto de una ingeniería sociopolítica llevada a cabo en las últimas cuatro décadas… Todo eso es cierto, pero ahí están.
Y están en permanente combate (incruento, por lo pronto) contra un Estado que no tiene medios, ni arrestos, ni espíritu para defenderse. Un Estado que tiene una Policía, unos Jueces y un Ejército (sí, también un Ejército, aunque mencionarlo sea anatema) pero carece de la mínima fortaleza moral para utilizarlos.
En tales condiciones, la lucha es desigual, y el vencedor es seguro. El Estado se entrega, inerme, en las manos de quienes quieren su destrucción.
Por ello, lo único que nos resta pedir es que el “procés” sea lo más rápido e indoloro posible. Que se reparta el debe y el haber, que se levante la frontera, y a otra cosa. A los catalanes, que les vaya bien con su identidad impostada. Y el Estado, que se olvide de Cataluña y que se dedique a salvar lo que quede de España, si es que algo quedare.