Dios y diablo
Admite todo
Entre ser un referente moral, o ser un asesino despiadado cabe todo un arco de conductas tan extenso que deja fuera pocas posibilidades más. Acaso nos faltarían la santidad por una punta, y el satanismo por la otra.
En ese espacioso abanico entre el bien y el mal se mueven los juicios que se le dedican estos días al difunto Fidel Castro. Pocos políticos actuales podrían aspirar a merecer veredictos tan dispares. ¿Quizás el coreano Kim Jong-un?
Pero siendo extensa la gama de opciones, pronto lo será mucho más, porque el régimen de Cuba ya comenzó la divinización del personaje y los anticastristas afilan navajas para rebanar su perfil más satánico.
¿Cómo es posible que la misma persona concite dos análisis tan extremos? Parece obligado pensar que uno de los dos está más alejado de la realidad que el otro. O que los dos se han disparatado bastante.
No. No es estrictamente necesario. Fijémonos en un único aspecto de los muchos que podrían tenerse en cuenta a la hora de valorarlo. Fijémonos en los distintos criterios que se utilizan a la hora de enjuiciar el respeto a la vida.
Si el verdugo se llama Otegi, Maduro, Castro o Companys; si las víctimas son policías, opositores liberales, defensores de la propiedad privada o catalanes reacios a dejarse laminar por la lógica revolucionaria y si se logra camuflarlos a todos bajo la capa siempre indigna de las fuerzas reaccionarias, matar será una actividad muy bien valorada, y hasta es posible convocar manifestaciones para pedir la libertad de quienes lleven la mochila cargada de explosivos y los puños tatuados de odio.
Si por el contrario los muertos caen del otro bando, toda violencia será reprobable. Solo con esta distinción se explica que Castro sea dios y diablo a la vez.
30 de Noviembre , 2016 - 14:11 pm
A mí, que me considero más bien de derechas, creo que me funciona todo el cerebro.
Mal o bien, con mejores o peores resultados (porque lo de ser inteligente no es algo que se aprenda, hay que nacer, y a lo mejor algunos no tuvimos esa suerte). Pero, repito, creo que todos los apartados cerebrales van realizando su función.
En buena parte de la población de este país, sin embargo, creo observar una disfunción que forzosa, o al menos metafóricamente, ha de tener su correspondencia física. Para mí, que sólo les funciona el hemisferio izquierdo, y sólo ven con el ojo izquierdo, y sólo oyen con el oído izquierdo, y así en todas sus funciones.
Sólo así puede explicarse que alguien considere un dictador a Pinochet o Franco, y en cambio defienda a Fidel como un libertador.
Para mí son todos iguales, con la diferencia de que los dos primeramente mencionados tuvieron a sus países privados de libertades, y a sus ciudadanos sin derechos humanos, pero, al menos, tuvieron la poca vergüenza de dejar el país más rico que cuando llegaron. Ello no justifica para nada su carácter totalitario, pero es un dato objetivo.
Fidel reprimió lo mismo, y fusiló lo mismo, y en cambio deja al país en la más absoluta ruina.
Y que nadie me diga que trato de justificar las dictaduras de signo contrario. Para nada. Lo que ocurre es que cualquiera que tenga los dos hemisferios cerebrales en funcionamiento comprenderá que es mejor estar jodido, antes que estar jodido, y además hambriento.
Creo que no hay que ser licenciado en Políticas por la Complu para darse cuenta de ello.
30 de Noviembre , 2016 - 20:15 pm
Para llegar a ser lo que fue Fidel Castro, un asesino con poder absoluto, solo hay un camino, vender su alma al diablo.