La cosa navideña

Para una boda de veganos, como que no

Menudo susto se llevará Teresa Rodríguez cuando descubra que las palabras bautizo y bateo vienen del griego, o de más allá, y significan remojón. Ella que es tan consecuente con el origen etimológico de las palabras lo va a tener muy crudo si algún día pretende organizar para su retoño un bautizo civil sin agua, porque es tanto como un cocido sin cerdo.

Y no vale que el agua sea del grifo, sin bendecir, porque entonces todo se reduce a un baño. “El sábado duchamos al niño”. “¿Ah, sí? ¿Y cómo le vais a poner?” “Si hubiese sido niña, Nivea; pero como salió macho, lo llamaremos Legrain de París”.

Antonio Hernando fue más allá porque incluso estaba dispuesto a que Pedro Sánchez actuase de padrino en la ceremonia. ¿Qué pintan unos padrinos en un bautizo civil? ¿Sabe Hernando que su misión es procurar que el neófito mantenga actitud y costumbres cristianas de acuerdo con la organización en la que entra?

Si lo sabe, no le importa, porque es moderno y todo lo moderno es un jijijí jajajá. Pasa tres cuartos de lo propio cuando llegan estas fechas, las entrañables, y se les hace la picha un lío con los belenes, las estrellas de Oriente, el solsticio, la epifanía y el abrenuncio.

Quieren entrar en festividad porque la gente, el comercio y la fuerza irresistible de los siglos así lo demandan, pero por otra parte pretenden hacerlo en modo ateo y claro, festejar el nacimiento de Dios en modo ateo es como si dos veganos celebran su boda en “La Vaca Argentina”.

Entonces los ayuntamientos afectados por la presencia de un alcalde refractario comienzan a tomar medidas extrañas de índole paranoide.

Por ejemplo, delante del lugar donde normalmente se instalaba el belén, ellos van y dicen: “Este año aquí vamos a poner una cosa, así con luces, lozas y lazos”. Y se quedan más anchos que panchos.

3 Comentarios a “La cosa navideña”

  1. Aureliano Buendía

    La obsesión de la izquierda por descristianizarnos ha terminado por convertirse en un sindiós (nunca mejor dicho).

    Navidad laica, bautizos civiles, ¿por qué no una primera comunión atea?. En muchos casos, la línea que separa el fanatismo del ridículo se difumina, y muchos de nuestros progres saltan alegremente a un lado y a otro de la misma.

    Si se tratara de una pulsión antirreligiosa, podría comprenderse. Hay quien piensa que la religión es, y ha sido siempre, un lastre en el desarrollo humano. No estoy de acuerdo con esa opinión, pero entiendo que hay argumentos que pueden sustentarla.

    Pero, ¡que nadie se confunda!, la obsesión de la progresía española no es antirreligiosa: es anticatólica, que no es lo mismo. Los que plantean la desaparición de las fiestas religiosas del calendario suelen ser los mismos que apoyan la construcción de nuevas mezquitas o el respeto a las festividades musulmanas, en aras de la santa multiculturalidad.

    En el pecado llevarán la penitencia. Si consiguen descristianizar nuestra sociedad, dejarán amplio espacio, no para el ateísmo que sueñan, sino para la penetración de otras religiones, alguna de ellas con una enorme pujanza.

    Y no creo que la sociedad que surja de ese cambio guste demasiado a nuestra izquierda. Pero, para cuando quieran darse cuenta, será demasiado tarde.

  2. rois luaces

    Para la ducha -acierto expresivo!- los padrinos pueden llevar la toalla. O quizá practicar la inmersión y el buceo, y cuidar de que no se les ahogue la criatura. Ya se ahogará pronto en algún botellón

  3. Juan José

    Sin olvidarse del “Apalpador” galego, ese sustituto, sucedaneo, de los Reyes Magos de Oriente.
    Claro que un hombre que se dedicaba a “palpar” a los niños no suena muy bien, con tanta pederastia y otras actitudeds degenerativas y perversas. Vamos que no están los tiempos para reivindicar “apalpadores” a los niños dejenlos tranquilos con sus Reyes Magos que han hecho y hacen mucha ilusion a los niños de todas las generaciones incluida la mia.
    Pero es lo que hay vivimos en los tiempos de lo descafeinado, de los sucedaneos.
    Menos mal que la mayoria queremos seguir teniendo lo autentico, lo de siempre.

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