Repaso de violencia
Bruselas
Gran parte del último año lo he consumido en la investigación de todos los crímenes, agresiones y casos de violencia entre personas cometidos durante los tres últimos siglos en Lugo, por lucenses o contra lucenses.
Manejo en la actualidad una documentación de unos diez mil folios que recogen algo más de mil casos, grandes, medianos y pequeños. El lector puede seguir la marcha de esa actividad criminal todos los domingos, lunes y martes en este periódico.
Quiere esto decir que sin ser absoluta, la información reunida es suficiente para sostener que en ningún momento de esos tres siglos se produjo ningún caso que pudiese ser equiparable a la agresión de A Carballeira. Los hubo con resultado mucho más trágico; asesinos a los que se les sospechan docenas de víctimas, crímenes preparados durante años, peleas multitudinarias, carnicerías y torturas sin cuento.
Si decimos que ninguno es comparable a lo que se conoce sobre lo ocurrido en A Carballeira, es porque no hay antecedentes de una violencia tan absurda, desatada, generalizada en un grupo y dirigida contra una mujer desconocida. Eso sin contar el nivel de instrucción de los agresores, su edad y otras circunstancias que podrían hacer del caso una muestra dolorosa del fracaso social al que nos hemos encaminado con carros y carretas. Dejémoslo ahí, no nos vayan a decir que nos precipitamos.
El día nos obsequia con otra manifestación de violencia, la del yihadismo terrorista, que en un análisis rápido y superficial aparenta ser de otra naturaleza, pero que sin duda mantiene una estrecha relación, aunque solo sea porque ocurre al mismo tiempo.
Hay un dato tranquilizador. Hace un siglo, en Lugo se mataba quince o veinte veces más que hoy. Aunque eso sí, los motivos no parecían tan estúpidos.
23 de Marzo , 2016 - 8:15 am
Sr. Cora, todos los crímenes que usted nos ha enseñado en esta galería tenían un móvil. Economico, pasional, vengativo…
El único móvil de los descerebrados de la Calle Armórica era el más que probable iphone o carísimo similar con el que, además, parece que uno/a de ellos grabó la hazaña.
Y que nadie se extrañe por esto. Lo raro es que no haya más episodios así. Basta con darse una vuelta por los servicios de algunos establecimientos y ver qué cosas se trapichean y consumen. Lo último, estas pirulas que te ponen paranoico, de las que supongo iban hasta las trancas los agresores.