Los Tzebrikov de Samos
El 11 de junio de 1950 se informa de una noticia fuera de lo común. Después de haber recorrido varios cenobios europeos y tras acuerdo con el abad mitrado, don Mauro Gómez Pereira, el escritor ruso Jorge Tzebrikov de Villardo, residente en España desde el año anterior, ha elegido el monasterio lucense para realizar su ingreso en la orden benedictina.
En esos momentos, Tzebrikov ya es autor de una vasta obra sobre la unión de las iglesias, las liturgias y ritos orientales, la lengua y la filosofía rusa. Domina el latín, el griego y todos los idiomas eslavos. Ha residido en la abadía de Mont-César, en Lovaina, y en el priorato belga de Amay-sur-Meuse; es decir, que no tendrá problemas para adaptarse a la vida conventual que desea.
Sin embargo, las dificultades no vienen solo por su parte, puesto que a Jorge le acompaña un hijo de 16 años, tenido en una relación amorosa ya terminada con una súbdita francesa y que se llama Igor Manuel Tzebrikov Leclerc, que al decir de su padre, recibirá educación de noviciado, como otros muchos que allí estudian el bachillerato.
Las noticias sobre los Tzebrikoz se interrumpen hasta el 13 de octubre del año siguiente, tan solo dos semanas después del incendio que va a destruir gran parte del monasterio y que paralizará su actividad durante años.
No parece que ese día los Tzebrikov sean monjes ni novicios en Samos, pues su nombre aparece en una requisitoria de un juzgado municipal de Madrid para que comparezcan en un “juicio por falta de respeto al padre” que se celebrará el 22 de noviembre inmediato, y que nos informa de la gravedad de sus desavenencias.
Diez años más tarde, Jorge aparece de nuevo en la prensa por doble motivo. Se le ha concedido la nacionalidad española en su condición de apátrida, y da una conferencia en el CS. de I. Científicas.