El sarriano que resucitó un pueblo
Venancio Vázquez
Publicidad de don Venancio
Con 22 años, en 1859, llega a Madrid el sarriano Venancio Vázquez López. Lo hace con una mano delante y otra atrás, pero en el medio de ambas atesora el ímpetu, el tesón y la inteligencia que le van a permitir el éxito comercial, sin olvidar nunca la humilde cuna de donde procede.
Por eso, pocos años después está ya a la altura de su paisano y amigo, el célebre Matías López, y puede llevar a cabo una importante actividad política y filantrópica. Es diputado y teniente de alcalde de Madrid, desde donde no se cansará de luchar para conseguir que todas las iniciativas, además de responder al interés general, tengan en cuenta a los más desfavorecidos, en contra de algunos compañeros de corporación, menos proclives a la filantropía.
Gracias a él, por ejemplo, el pan decomisado por falta de peso se reparte entre los necesitados y los tranvías reservan un espacio gratis para los pobres de solemnidad.
A través de la Unión Mercantil y de su propio peculio, será espléndido de forma destacada con los damnificados por el terremoto de Granada en 1884 y muy especialmente, con los de Santa Cruz de Alhama, hasta el punto de ser nombrado hijo adoptivo del municipio, y lo que es más sorprendente, recibirá como homenaje el cambio de nombre del ayuntamiento, que desde entonces se llama, para huir de personalismos, Santa Cruz del Comercio. Seguro que la visita de cualquier sarriano será allí bien recibida.
Don Venancio, liberal moretista, pasa los seis últimos años de su vida en Sarria, acompañado de su secretario, Federico Culebras. Tres meses antes protagoniza otra noticia en la prensa. Completamente ciego desde hace tiempo, el comerciante ha recuperado la vista tras la operación de cataratas realizada por el oftalmólogo de la Asociación de la Prensa, Baldomero Castresana Goicoechea.
14 de Octubre , 2017 - 22:21 pm
Matías Vázquez López fue sobrino del industrial chocolatero, politico y filántropo sarriano Matías López López.