Alucinación
Martes, 20 de Diciembre, 2016
Por lo menos, las alucinaciones de Don Quijote era caballerescas
Es imposible ver las fotos de los saqueos en Venezuela sin pensar en el grado de responsabilidad que puedan haber tenido en ellas los ilustres asesores del régimen chavista, ese puñado de españoles a los que se les hacía el culo pepsi-cola con tal de que don Hugo les dirigiera su tierna mirada; mientras ellos, fieles como hay pocos, le devolvían el favor con creces, alabando su figura por encima de todos cuantos dirigentes políticos que en este mundo han sido. Más arriba incluso que la del obeso sátrapa de Corea del Norte. ¡Oh! ¡Cuántas verdades nos ha dicho este hombre!
Pero esta historia de terror te hiela verdaderamente la sangre cuando inviertes la frase a pasiva haciendo de ellos, no asesores del chavismo, sino asesorados por él, o lo que es lo mismo, por Cuba y su fabulosa máquina de la igualdad, todos pobres menos el establishment. Y lo que es más cojonudo todavía, con un amplio porcentaje de la población creyendo que aquello es el paraíso terrenal.
Las imágenes de los saqueos no son del todo novedosas. Ya los hubo en este decadente camino, pero precisamente por su insistencia demuestran que no se trata de una crisis puntual, ni de un pequeño desajuste en la brillante trayectoria que Maduro señala con pulso firme.
No, no son saqueos coyunturales, sino estructurales; o sea, el fruto de muchos años encaminados a conseguirlos, la corrupción elevada al cubo que se presenta con la máscara de quien dice querer combatirla. Sí, claro, combatirla para instaurar únicamente la suya.
Al comprobar que la última encuesta los elevan a la segunda opción de los españoles, el sueño de la razón produce monstruos y las fotos de los saqueos van y viene como zooms en una película experimental de los setenta, como un viaje psicodélico con ácido lisérgico en un parque de San Francisco.