El escote de la fallera
Domingo, 20 de Noviembre, 2016
La Junta Central Fallera de Valencia la ha armado buena. De cara a la fiesta del 2017, desempolvó y actualizó las “Normas de protocolo y actuación para las falleras mayores de Valencia y sus cortes de honor”, provocando con ello un estruendo generalizado.
El meollo de la cuestión reside en las indicaciones de vestimenta que han de cumplir las falleras cuando actúen como tales sin llevar el traje tradicional. Eso es lo que imaginamos, porque de lo contrario, el uniforme no deja opciones al diseño, como el de lagarterana, el de pubilla o el de cantinera del Alarde de San Marcial. Sota, caballo y rey. O corpiño, falda larga, banda, mantilla y peineta; o boina roja chaqueta y falda.
No, las normas afectan a las ropas usadas cuando las mujeres elegidas ese año como falleras van de paisano. Así, a modo de ejemplo, sepan que se prohíben, o desaconsejan, las transparencias, los escotes de vértigo y los colores chillones, señal de que en estos últimos años alguna fallera ha puesto toda la carne en el asador, y se lo afean. “Miraban más para ella que para los fuegos”.
Curiosamente, las normas especifican que la longitud de la falda ha de ser “como mínimo, por encima de la rodilla”, y a nuestro entender, esas indicaciones conducen directamente a que la chica lleve una minifalda obligatoria, lo cual no debe ser la intención del legislador. Pelillos a la mar.
La normativa sobre guardarropía fallera levanta polvareda por sus indicaciones y porque a la figura del acompañante _ varón, se entiende _, se le faculta para que cuando la vea con pintas discotequeras, la mande subir a casa para cambiarse: “¡Niña, ni Rayos X hacen falta para verte por dentro!”
Esta función censora de padres, novios o hermanos, ha encendido los ánimos y está Valencia que echa chispas, como la noche del 19 de marzo.