Aguirre, que no Esperanza
Domingo, 31 de Mayo, 2015
Foto de la boda que publica El Mundo
En 1967, las familias Carmena y Leira padecían un sinvivir constante. Y no era para menos. La niña, Manuela, se nos quiere casar ¡por lo civil! En aquel entonces, ese proyecto era similar a casarse por lo Procesal, o a que el matrimonio lo consagrase el Tribunal de Aguas de Valencia. Vamos, que una boda así imprimía carácter de leso franquismo y quedabas fichado como tipo peligroso.
Una de las dos familias, o las dos en connivencia, dieron en pensar que lo mejor era poner el caso en manos del jesuita Jesús Aguirre, a la sazón sacerdote en la iglesia de la Complutense y miembro del Frente de Liberación Popular, o Felipe, donde militaban, entre otros personajes a los que les aguardaba un destacado futuro, Cerón Ayuso, Vázquez Montalbán, el conde de Fontao, Semprún, Roca, Leguina, Sartorius, Serra, Maravall… Muchos de ellos saltaron del Felipe a Felipe González pasando por Isidoro.
El caso es que Aguirre, futuro duque de Alba, se reúne con los pipiolos, y con maña ignaciana, les hace ver los inmensos peligros de llevar a cabo una boda civil. La mediación fue buena y los enamorados acceden a que sea el propio Aguirre quien los una en ceremonia católica, apostólica y romana. Al fin y al cabo, era una media hora corta. En realidad no pasó de cinco minutos.
La preciosa historia sobre la candidata de Ahora Madrid la cuenta este fin de semana Javier Negre, quien añade una aclaración del contrayente, Eduardo Leire, en el sentido de que ambos acceden a pasar por esos cinco minutos, siempre y cuando los casase en nombre de los hombres, y no en nombre de Dios. Es decir, un matrimonio religiocivil o civiligioso. Hay que reconocerle a don Jesús muy buena mano para las uniones, tanto por la suya posterior, como por ésta, que se acerca incólume a celebrar sus Bodas de Oro.