Arquímedes vigente
Miércoles, 31 de Diciembre, 2014
Arquímedes, a punto de desmontar a Syriza
El principio de Arquímedes, que era un griego muy listo, no se limita a describir el empuje hidrostático y las leyes físicas derivadas que nos permitieron plantear nuevos y ambiciosos retos. También se puede aplicar a la vida política, donde observamos que se cumple a rajatabla, quizás con volúmenes más difíciles de medir que el líquido desalojado de la bañera, pero casi.
En el terreno de las ideas, el principio se enuncia así: Todo programa político sumergido en la práctica de la gobernación experimenta un incumplimiento inversamente proporcional a la cercanía del partido que lo promueve respecto al poder que ansía conseguir. Resultando de ello que a mayor cercanía, menor cumplimiento. E ítem más, una vez establecido el contacto con la alfombra roja, el incumplimiento es total.
Viene el recuerdo al sabio griego y a su principio por todo cuanto se observa sobre Tsípras y sus colegas europeos, fieles seguidores de Arquímedes y sus inmutables leyes.
La lejanía del poder permite formular los más sonoros pareados. Desde prometer millones de puestos de trabajo, hasta anunciar la llegada de enormes ristras de longanizas con las que atar a todos los perros que vagabundeen por las calles. Mientras las responsabilidades del gobierno no acucien, todo vale para arrancar aplausos en los mítines y seguidores en las encuestas. ¿A quién vas a votar? A uno que dice que me va a poner el sueldo en casa todos los primeros viernes de mes.
Tsípras se lo empieza a creer, pero al mismo tiempo debe descubrir sus cartas y reconocer que eso de no pagar la deuda era solo una manera de hablar en el 2012, porque la situación en el 2015 ha cambiado. ¡Toma, y tanto! Como que en el 2015 tienes la presidencia de Grecia a huevo. Bueno, eso dicen las encuestas.