Archivo de Abril, 2014

160.328 palabras

Domingo, 13 de Abril, 2014

La criatura

Un artículo es una novela corta, y si están bien escogidas las palabras, puede producir los mismos efectos en menos tiempo. La dificultad de la novela es la cantidad de palabras que se necesita escoger para alcanzar los tamaños requeridos en los estándares literarios. El lector suele reparar en eso cuando la termina, pero no cuando la lee, y si lo hace, malo, porque se fija en palabras y no en lo que le cuentan.

Estos días acabé una novela. Bueno, en realidad acabó el proceso que la convierte en libro. Eso significa rematar una labor de elección bastante ardua que en el presente caso afectó durante siete años a 160.328 palabras. En ese sentido se puede decir que el novelista es un ser despiadado que elimina millones de posibilidades para quedarse solo con 160.328. El poeta las pasa por un cedazo más fino y se cuelan solo cien o doscientas, por lo tanto es mucho más despiadado todavía. El articulista, éste que les habla, utiliza 312 cada día.

Son cuentas que ningún crítico hace porque cree que de él se espera un análisis general de la obra, dos o tres folios; pero la crisis nos obliga a realizar planteamientos económicos, a hilar fino, a no despreciar recursos. ¡Qué horror! ¿Cuántas palabras de esas 160.328 estarán bien colocadas? ¿Qué porcentaje de adjetivos ocuparán con justicia el puesto que les corresponde por ética y por estética? ¿Cuál será el cash-flow literario del conjunto?

Cuando no hay harina, todo es mohína. En tiempos de vacas flacas, la crítica literaria está en manos de los asesores bursátiles, porque en toda ocasión el escritor es un inversor. Invierte en un verbo, y no en el otro, a la espera de que la opción sea la acertada para obtener dividendos.

Se llama “La navaja inglesa” y durante unas semanas me mantendrá alejado de su diario contacto. Hasta la vuelta.

País en sombra

Sábado, 12 de Abril, 2014

Y para mayor INRI, su familia fue víctima de los nazis

El señor Arias Cañete tiene que ser el mirlo blanco de los candidatos europeos, la turris eburnea de la clase política y la stella matutina de la honradez en un país donde el 85 por ciento de las descargas en internet son fraudulentas.

No lo decimos por admiración, ni convencimiento, sino por deducción, ya que si sus enemigos han tenido que remontarse catorce años para encontrar en la hemeroteca unas declaraciones suyas donde comparaba los cuidados que merecen los regadíos para ser conservados con los que merecen recibir de los hombres las mujeres, y así acusarlo de machista, debemos pensar que este hombre es un fenómeno de la naturaleza capaz de enfrentarse a Diógenes cuando éste busca un hombre honrado y decirle: “Soy yo. Mis enemigos solo me acusan de comparar la política agraria con la galantería”.

En estos días que corren, la mujer es tema delicado. Entre el piropo y el machismo no cabe el filo de una navaja, aunque sea inglesa; y si a alguien se le ocurren groserías, ya ni te cuento. Lo curioso es que el señor Valderas puede referirse a la delegada de Educación como “la de las tetas gordas” sin que le caiga lo que no está en los escritos; está bien visto llamar “vaca nazi” a una periodista, si tiende a la derecha; se puede vituperar a la juez Alaya por pinturas y modelitos; pero si alguien dice que Ada Colau está algo gordita, o si Arias Cañete compara mujeres y regadíos hace tres lustros, se engrasan los mecanismos de la Suprema, se planchan los capuchones del Ku Kux Klan y se reparten estrellas amarillas para coserlas en las solapas.

El fariseísmo se enseñorea en una sociedad estupidizada por falsas rencillas. La endeblez del argumento alimenta las hogueras, el burro lleva el laurel y las gallinas dan conferencias. Si hubo un siglo de las luces, éste es el de los apagones.

Qué reformar

Viernes, 11 de Abril, 2014

A buen entendedor, pocas palabras bastan

Cuando Rajoy sugiere a los catalanes “iniciar los trámites para la reforma de la Constitución”, o cuando Zapatero aconseja que sea Rajoy quien dé pasos en esa misma dirección, uno puede pensar que los dos caballeros están pensando en algo parecido, en una Constitución similar a los mensajes que el gobierno norteamericano dirigía a la Impossible Mission Force para encargarle trabajos de los que se desentendía: Esta Constitución se autodestruirá en cinco segundos… cuatro… tres…

Solo así se comprende que una reforma constitucional dé soluciones a las exigencias soberanistas. Crear una Carta Magna que ampare la disolución que lo que cualquier Carta Magna debe preservar, la unidad política de un territorio; o sea, We the people… Nosotros, el pueblo.

Porque si la reforma permite que cualquier fracción del pueblo español _ una autonomía, un ayuntamiento, una junta de vecinos, una charcutería _, decida por si sola permanecer o no dentro del Estado, la autodestrucción del mismo será cosa de semanas. Lo que tarden en comprar las urnas.

Si se lo permite solo a los catalanes por ser de una pasta especial, el levantamiento general de patas de atrás por parte del resto de administrados está garantizado.

Y si mantiene que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, eso ya se encuentra en la actual, de modo que no habría reforma.

Pintado este panorama con los trazos gruesos de quien solo escucha lo que los hombres de Estado pronuncian, la conclusión a la que se llega es reclamarle al próximo individuo que aluda a la reforma la añadidura de datos que nos permitan intuir hacia qué lado se pretende reformar, porque será la única forma de saber si estamos de acuerdo o no.

De perros y hombres

Jueves, 10 de Abril, 2014

Una foto así es lo normal, no la excepción

Como siempre pasa, el ataque de un perro a un humano da pie a que se soliciten medidas generales en contra de esos animales que han sido considerados los mejores amigos del hombre, y que lo siguen siendo.

El argumento es tan endeble como el que pretendiese esposarnos las manos a todos los maridos porque un energúmeno se llevó por delante a su pareja en Bollullos Par del Condado. Ese asesino y ese perro en cuestión tienen un problema, pero no lo tienen todos los demás bípedos o cuadrúpedos.

El planteamiento correcto es el contrario. El perro doméstico_no el que ha sido creado, entrenado o condicionado para ser un arma en potencia_, responde con fidelidad al trato humanizado y es responsabilidad de su propietario que así sea, porque los animales, hasta el momento, no son sujetos jurídicos, por mucho que se haya pretendido en numerosas ocasiones a lo largo de la historia.

Otros países en los que solemos fijarnos para alabar su desarrollo democrático frente al nuestro, otorgan al perro un estatus social muy superior al que, por ley o por costumbre, se les da en España; muy especialmente en lo que se refiere a su presencia en transportes públicos, taxis, comercios, hoteles o restaurantes, lo cual no quiere decir que de vez en cuando haya ataques, porque algunos dueños se despreocupan de su educación y cuidados.

Todo lo que se legisle en contra del perro en genérico, se legisla en contra del hombre e incrementa las posibilidades de comportamientos violentos. Dicho en román paladino, el bozal es el camino más corto para el mordisco.

Todo lo expuesto no exime de culpa al propietario de un perro violento, porque casi con seguridad en su conducta radica la causa de los ataques.

Puñetazos en efigie

Miércoles, 9 de Abril, 2014

De momento, son noticia de Telediario. Eso es vista

El dúo Amaral adelanta el videoclip de un trabajo musical que estará listo para ser consumido en septiembre. Ésa es la noticia y en ella se contienen las claves de la polémica que su publicación está generando. Un acto de promoción.

Para quien no haya tropezado todavía con las imágenes y sonidos que constituyen “Ratonera” _ título de la obra _, les resumimos que se trata de una canción de corte parecido a otras anteriores de la misma autoría, en donde se repite como estribillo: “Puedes intentar que te perdone Dios / no lo haré yo” y sobre la cual se proyectan imágenes de políticos actuales heridos, golpeados, mendigando, drogándose o navegando en pateras. Es decir, una canción destinada a convertirse en himno de la indignación. El político es un ser abyecto llegado a este mundo para causarnos todos los males imaginables, mientras que yo, cantante, y usted, consumidor de mi canción, somos más chulos que los euros, antiguas pesetas. Nada nuevo bajo el sol.

La novedad, de existir alguna, es ver a los políticos con el labio partido y los ojos ensangrentados, lo cual les debe proporcionar un placer indescriptible a los componentes del dúo. Ya que no lo pueden hacer en directo, se lo rompen en efigie, tal como hacía la Inquisición con los ausentes perseguidos en sus causas. Si el hereje no estaba presente, se quemaba un muñeco de su tamaño. Es decir que ni ahí hay invención.

El auto de fe que proclaman los músicos se justifica en lo mal que lo estamos pasando, lo cual se entronca también con la costumbre judía de abandonar a su suerte en el desierto al chivo expiatorio, el que llevaba las culpas de todos.

Alguien ha observado que en el vídeo no hay políticos de IU, ni Valderas; lo cual no es mala propaganda.

Lo de Mas en Madrid

Martes, 8 de Abril, 2014

Todo esto será mío algún día…bueno, ya lo es (Foto La Vanguardia)

Oriol Junqueras habla del tejido industrial catalán como si realmente fuera suyo, o hubiese tenido mucho que ver ERC en su creación. Habla como si el tejido se formase al amparo de las instituciones independientes e inexistentes a las que él aspira, y no en plena consonancia con el Estado español por formar una de sus partes desde hace mucho tiempo, desde hace todo el tiempo, desde que hay estado.

Están tan acostumbrados a engañar que se mienten a si mismos sin ningún reparo, convencidos de que si sus oídos ya admiten las falsedades y manipulaciones sin dolor de yunque ni de estribo, los nuestros también lo van a hacer después que nos los trituren en mortero pilón unos cuantos meses más.

De hecho han comprobado que muchos catalanes sometidos a la machaquina unidireccional, reiterativa y goebbeliana del pujolismo también están convencidos de ser otra unidad de destino en lo universal, aunque más chiquitita que la de José Antonio. De ahí a que el Valle de Arán sea la siguiente unidad media un querer, y ya sea sabe que la doctrina de Mas se fundamenta en el querer del pueblo catalán. Querer es poder. Un territorio, una bandera, un idioma. Bueno, dos; que el aranés también cuenta.

En Madrid hablan de que ahora sí se le va a cerrar el paso definitivamente al proceso, pero que al mismo tiempo se abrirán amplias vías de diálogo _ vulgo, pasta _, lo cual mosquea, y no poco, a todos los demás, incluidos los cumplidores del déficit, como es el caso de Galicia. El peligro reside en que una vez más, desde Madrid se trate de apagar fuegos con tratos de favor hacia los más díscolos, en perjuicio de los más obedientes. No hace falta utilizar las tablas de logaritmos de Vázquez de Queipo para averiguar que ese comportamiento incita a levantarse de las patas de atrás.

Lo sistemático

Lunes, 7 de Abril, 2014

Aprendiendo el sistema

Frente a la mayoría de los sistemas no cabe la oposición porque son los que hay. El sistema linfático, por ejemplo. No cabe argumentar que se está en contra de él porque no hay alternativa, salvo que la evolución nos lleve a ser lo que ahora no somos.

Otros, por el contrario, son fruto del conocimiento y se han formulado sobre la lógica, la práctica y la necesidad. Ahí tenemos el Sistema Métrico Decimal, que con el paso del tiempo ha demostrado sus enormes ventajas y auxilios para la humanidad, pero frente a cuya formulación pueden existir otros, como el llamado sistema inglés, o las múltiples formas de medir que existían antes de implantarse la unidad cuya definición repetíamos como chorlitos, o sea la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre, conservada en una barra de platino del Museo de Pesas y Medidas de París.

Los sistemas políticos comparten algunas de las características anteriores. Son los que hay, son fruto de la evolución, pero tienen alternativas. Todos nos podemos declarar antisistema porque no nos gustan en toda su extensión, pero no lo hacemos, porque nos gustan algunos de sus rasgos y una cosa lleva a la otra. Nos gusta, por ejemplo, que haya carreteras y autopistas entre las ciudades, coches en los que desplazarnos y prestaciones gratuitas de la SS si nos rompemos el peroné circulando por ellas. Para que ello sea así se necesita un organismo público que lo administre, una hacienda que recaude y unos médicos que pagamos entre todos.

Si usted se pone la etiqueta de antisistema no está diciendo nada que merezca la pena. Le falta explicarnos cómo se las va a arreglar para curarnos el peroné fracturado, o si piensa dejarnos lisiados para siempre. Los ingleses al menos tienen pulgadas, yardas y acres.

Operación Galaxia

Domingo, 6 de Abril, 2014

Los árbitros ya son tres, y uno más en los banquillos

Ya sea que nazca en las áridas estepas, o bien se haga con grave desgaste de codos entre los pasillos acolchados de las facultades de Derecho, el juez estrella es especie en extinción. Al menos ésa es la voluntad del Gobierno, que legisla en pos de su erradicación como tantas veces se ha hecho contra las ratas y otros animales dañinos del desván o del sotobosque. En España, el juez estrella tiene los días contados.

Sus madrigueras se repoblarán con jueces colegiados en número de tres, que es cifra sagrada en religión y filosofía, aunque maldita para el amor.

Si así se legisla ahora, cabe pensar que al buen gobierno de la nación le repugna la existencia de la especie Lorem iudex que antes _ es decir, hoy _, campa por sus respetos en audiencias y juzgados, lo que se evitará con la introducción masiva de los Iudex iudex, o su variante Iudex officinalis, todo para que los apellidos Gómez Bermúdez, Garzón, Alaya, Barbero, Ruz, Castro, o más cerca, De Lara, San José y Vázquez Taín, no figuren al lado de las causas como marchamos personalistas de un criterio único y apasionado. Y eso aunque muchos de los así llamados no hayan hecho otra cosa que cumplir con sus obligaciones, puesto que el estrellato les viene impuesto por la prensa.

Pero ahora viene el biólogo crítico, el defensor de la fauna autóctona, y pregunta al aire, como quien no quiere la cosa, si la desaparición de los jueces estrella no será causa y motivo de que irrumpa una galaxia de jueces, el pandemónium judicial; o sea, que hagamos un pan con tres tortas. E incluso, dicen otros, que la reforma sea contraria al ordenamiento constitucional.

En cualquier caso sepa el ministro que el común de la ciudadanía sigue temiendo mucho más a los delincuentes estrella que a los jueces estrellados.

Grandes historias

Sábado, 5 de Abril, 2014

Allí donde pone Palacio de la Prensa, aparecerá pronto otra flecha que diga: Lugar donde aparcó Esperanza Aguirre

Si lo ocurrido en la Gran Vía madrileña lo cuenta Esperanza Aguirre, es una tontá. Si lo cuenta uno de los agentes de movilidad que intervinieron en el pitote, cobra tintes de atentado terrorista. Si lo contase Pilar Urbano, sería algo comparable al 11 M.

El narrador tiene en su mano las fuerzas necesarias para convertir en épico lo que ha sido una tarde tranquila, y lo contrario. Estoy seguro que ni Helena de Troya era tan guapa, ni el caballo tan espacioso, ni el talón de Aquiles, su único punto vulnerable. Todo se debe a Homero, que era muy listo y quiso hacer un best seller por los siglos de los siglos. No sabía que le caducarían sus derechos de autor.

Si Mas puede hacer de la historia de Cataluña poco menos que la retorta de la civilización occidental; si Franco y Joaquín Arrarás convirtieron en Cruzada una guerra cainita; si Pilar Urbano se saca elefantes blancos de la chistera hablando con muertos, ¿qué impide escenificar en la Gran Vía la tragedia de Esperancita Gautier, interrumpido su camino hacia el palacio de Nuestra Señora de las Comunicaciones, Cibeles mediante?

«Eso me pasa por ir sin coche oficial», dice la dama. No, eso te pasa por estacionar en un carril-Bus, ilegalidad que solo los madrileños más audaces osan realizar, pues saben de su peligrosidad multante, máxime si hablamos de un parón en la Gran Vía, por donde circulan más taxis y autobuses cada minuto, que manifestaciones por la Castellana. Detener el coche allí y suponer que no va a pasar nada es como ir a la playa con los niños y creer que no se van a llenar de arenas.

Ya tenemos el escenario y la protagonista. Acorde con las historias que venden, esta nueva sobre cómo pierde Esperanza la alcaldía de Madrid debe titularse «De George Bush al Solo-Bus. Historia de un aparcamiento».

PISA morena

Viernes, 4 de Abril, 2014

Torpes a tope

El último informe PISA viene a decir que los estudiantes españoles no solo son burros, sino también tontos; eso sí, expresado con todo cariño.

Es muy duro reconocer que nuestros amados vástagos no saben operar con decimales de tres cifras, pero mucho más duro resulta escuchar ahora que si los sueltan en Tarragona, serían incapaces de encontrar un Burger King, salvo que hayan nacido allí; o mucho peor, que se manejan fatal con mp3, aspiradoras y termostatos. Me dice PISA que no saben manejar los móviles y me caigo hacia atrás haciendo el ángel invertido.

¿Qué saben hacer entonces estos arrapiezos con pinta de tribu urbana sin urbanizar? Por lo que nos dicen de vez en cuando estos informes demoledores, pocas cosas y en todo caso, peor que la competencia. Tan insistentes son que acabaremos por creérnoslo, aunque por fortuna también se nos dice que hay centenares de científicos españoles en la vanguardia de las investigaciones, más fuera que dentro, de acuerdo, pero ya se sabe que hoy esas cosas son internacionales y siempre se trabaja en ellas fuera.

Un amigo sostiene la teoría de que los españoles arrancamos en los estudios con la ley del mínimo esfuerzo, pero una vez en la universidad vamos sobrados. Es decir, que tardamos en madurar, pero luego no hay quien nos pare, dicho sea sin ánimo de aludir al INEM.

Los señores de PISA _ 254 folios en inglés que hay que leerse para conocerlo _, dicen que nuestros rapaces no saben trasladar a la práctica los conocimientos teóricos porque no se les enseña a eso. Esa afirmación nos recuerda aquella otra, tantas veces repetida desde los primeros compases del bachillerato: ¿Para qué vale el latín? Hijo mío, si ni siquiera lo sabe explicar tu profesor, cualquier día te preguntarás ¿para qué vale estudiar?