El plumón del ganso
Martes, 31 de Enero, 2012
Colbert y los científico tirando hacia arriba
Aunque no llega a ser una teoría económica con todos los requisitos, el colbertismo rindió excelentes servicios a Francia y es muy probable que Sarkozy le haya echado un ojo en estos últimos días, antes de anunciar a sus paisanos los nuevos rumbos.
El colbertismo, o sea, lo que defendía el ministro de Luis XIV, Jean Colbert, propugnaba que la principal misión del Estado era facilitar la producción de riqueza, lo que a su vez permitiese la financiación de los gastos comunes. Elemental.
Tanto lo es que Sarkozy lo ha desempolvado, le ha aflojado la sisa, le ha puesto una pecherita de nido de abeja y se lo ha soltado a los franceses, a ver si se lo creen y de la mayor crisis de la historia, dan el salto a los felices 20, sin pasar por los 10.
El proyecto tiene posibilidades, sobre todo porque esto de la prosperidad económica tiene mucho que ver con el grado de convencimiento que se logre transmitir. Hay regímenes que no tienen dónde caerse muertos, pero se pasan la vida repitiendo a sus administrados que son los más guays de Camagüey, y se lo acaban creyendo.
Aquí pasa algo de lo mismo. Si logramos no decir en un mes: “No queda ni un duro”, seguro que empezamos a tirar hacia arriba. Ahora bien, el Estado tiene que volverse colbertiano y dar todas las facilidades, porque si encima hay que pagarles las copas a los señoritos de los EREs, apaga y vámonos.
Colbert, además de sentido común, disfrutaba de un acendrado sentido del humor. Así, cuando un día le preguntaron cuál era su concepto de política fiscal ideal _ estamos hablando del siglo XVII _, él contestó: La mejor es aquélla que logra desplumar al ganso en orden a obtener el mayor número de plumas con la mínima emisión de alaridos.
Y en eso andan los estadistas. En que no duela el desplume.