Estafa de género
Sábado, 31 de Diciembre, 2011
Sordo de género
A tenor de lo que predica Leire Pajín, el presunto delito de Urdangarín podría ser un caso de estafa de género, o de malversación de clase, dado que se trata de un hombre con título aristocrático, mientras que los presuntos estafados son hombres y mujeres, nobles y plebeyos.
Defiende la teoría que para ser de género, la violencia debe ejercerse contra la mujer por el mero hecho de serlo. La complicación jurídica es de hondo calado, pues no solo hay que conocer todas las circunstancias, como ocurre en cualquier delito, sino que además ha de quedar demostrado que la agresión se lleva a cabo por el hecho de ser mujer la víctima, no por el hecho de ser persona.
Como las dificultades de la teoría son evidentes, en la práctica se tiende a considerar violencia de género siempre que la víctima es una mujer y siempre que la agresión se produce en el entorno del hogar.
No obstante, acabamos de ver que un crimen protagonizado por una pareja de mujeres, una agresora y una víctima, no ha sido englobado en la categoría de violencia de género, por lo que debemos sospechar que alguien intenta colar un nuevo requisito, cual es que el agresor sea siempre un hombre. O lo que es lo mismo, la mujer está exenta de ese delito, como antes lo estaba de hacer la mili.
¿Por qué? Bueno, algunos podrían pensar que es el sexo débil y a tenor de esa circunstancia, la ley se conmueve y le hace un guiño de protección y complicidad. Pero si admitimos esa distinción, se tambalea el principio de igualdad y se abre la puerta a otras diferencias, a favor o en contra de cada sexo, nada recomendables.
No se trata de restar importancia a esos delitos, que en sí mismos son repugnantes, sino de evitar que para tapar a un santo destapemos otro.
Feliz Año Nuevo, dentro de lo que quepa.