Recepción de guiris
Viernes, 21 de Octubre, 2011Nuevos misterios atenazan la actualidad. ¿Qué le pasa a Trinidad Jiménez? ¿Por qué usó un vestido tan escotado, tan cocktail, tan fiesta, en la última recepción de embajadores?
Las malas lenguas, ésas que solo aciertan en el 50 por ciento de los casos, dicen que se lo había comprado para las cenas de gala, pero como ya no irá a más, decidió calzárselo a las once de la mañana de un jueves. Así los nuevos embajadores comprobaron que España está azotada por la crisis, pero que esta circunstancia no impide nuestra tradicional simpatía y un tronío que no se pué aguantar.
No obstante, en aras a la verdad y con todos los respetos al mundo del protocolo y a la propia ministra, hay que decir cuanto antes que el traje de Trinidad en la entrega de cartas credenciales es un atentado contra el cuerpo diplomático, solo equiparable al hecho de que el Rey se presentase en dicho acto con camisa blanca y pañuelo rojo, dispuesto a correr los sanfermines. Bueno, correr correr, poco; que hablamos de su talón de Aquiles.
Como comprenderán, con la que está cayendo, nos da igual ver a Trinidad Jiménez de escote pasión, de escote cisne o de escote palabra de honor te lo juro por kofi annan. Exactamente igual. Es más, si sabemos que el traje es un modelo reciclado del que llevó en la boda de la hija de chuchi fierro, mucho mejor todavía. Y si el escote no se detiene en el círculo central del área de castigo y baja hasta donde operan de apendicitis, miel sobre orzuelos. Aplaudiremos con las orejas y entonaremos himnos al Señor en torno a una pira donde ardan todas nuestras corbatas, las de paramecios y las que son para necios. Pero si llegamos a eso, deberíamos realizar ciertas modificaciones en el mundo del protocolo. Por ejemplo, la entrega de cartas credenciales pasaría a ser anunciada como “brunch y guateque con los nuevos guiris de Filipinas”.