Es broma
Lunes, 31 de Marzo, 2008Alguien debería explicar al mundo árabe que en Occidente, las bromas sobre el Corán, el profeta, las caricaturas y todo eso, no son nada en comparación con las que nos gastamos entre nosotros, sobre todo desde que las blasfemias están muy bien vistas y se les conceden subvenciones oficiales.
Bastaría que alguien les dijese, quizás con palabras más refinadas:
_Miren, señores árabes; no les presten muchas orejas a estas cosas, porque ellos lo hacen sin mala intención. Es como los cuernos que alguien te pone por detrás siempre que hay una fotografía de grupo. Una tontuna.
No pueden parar de gastar bromitas, y como no distinguen muy bien entre lo que es gracioso, y lo que maldita la gracia que tiene, les salen siempre chistes irreverentes. ¡Con todo! No vayan ustedes a creer.
Vas por Jerusalén, ves una corona de espinas y ¿qué te pide el cuerpo? Ponértela, claro. Del mismo modo que si vas por Egipto y encuentras un sarcófago abierto, ¡te metes! Viene en el manual del perfecto turista.
Les aseguramos que el único símbolo que merece respeto a los occidentales, según atestiguan a diario nuestras autoridades, es el del STOP en las carreteras. Ése sí, que de lo contrario se les llenan de muertos las estadísticas.
De modo que ya lo saben. Es todo de coña. Ya ven cómo nos tomamos la Justicia y la vigilancia de los tipos encausados. También de coña. Tiene que bajar el presidente en funciones a la arena. Con lo ocupado que anda el hombre.
No hay nada de qué preocuparse. Díganselo a sus amigos desde el minarete. A algunos se les está yendo la olla y la libertad de expresión, pero no es nada que no se pase con una buena sopa.
Pregúntenles a sus compatriotas que anden por aquí sobre el cachondeo que nos traemos.