Archivo de Junio, 2007

Tarifas congeladas

Sábado, 30 de Junio, 2007

Para contar esta historia es necesario estar en posesión de un desconocimiento mayúsculo sobre las tripas, funcionamiento y preparación de los consejos de ministros bajo la presidencia de ZP, cual es nuestro caso. La ignorancia incluye también la comparativa con los entresijos de los consejos anteriores, o incluso si sigue vigente el secreto que pesa sobre todo cuanto se delibere una vez que se reúnen los ministros para ponerse a decretar como locos.
Sólo así, con ese amplio bagaje de insuficiente información, se puede explicar que el titular de Industria llegue a la reunión con la propuesta de subir las tarifas eléctricas domésticas y salga de ella sin haber logrado su propósito, con el rabo entre las piernas y la nueva tarifa entre los dientes.
Basados en el mismo principio desinformativo hay que imaginarse el siguiente diálogo, previo al día de autos:
_Clos/Solbes: Vamos a proponer una subida eléctrica del 1,8 por ciento.
_ZP: No lo hagáis, porque os la voy a tumbar como Legrá a Winstone.
_Clos: Pues yo la llevo, la llevo y la llevo.
_ZP: Allá tú.
Otras posibilidades son: que el presidente no supiera que Clos la llevaba, que lo supiera y se arrepienta en el último segundo, o bien, que la haya propuesto un señor que pasaba por allí.
Queda una más, cual es que se monte el paripé en beneficio del presidente, aún a costa de que los administrados comparen la descoordinación de su consejo con la de un ballet de patos mareados.
Como se recordará, entre las preguntas absurdas que Rajoy formuló al presidente el pasado día 13 en el Congreso, figuraba la recomendación de no subir las tarifas eléctricas domésticas, tal como ocurrió esta semana. Es decir, que el absurdo viene de atrás y el déficit que UNESA reclama para ser compensado se prolonga en el tiempo hasta que no quede más remedio. Y entonces será el rechinar y crujir de dientes.
Vamos, eso dicen.

Con él llegó el verano

Viernes, 29 de Junio, 2007

A Rato ya le han escrito en varias versiones lo que va a hacer de su vida en los próximos cuatro años y pico. A medida que avance el verano sabremos hasta su horario.
Desde que se conoce su renuncia a la gerencia del Fondo Monetario Internacional se han formado varios grupos de adivinos y de afectados, que van desde la derecha esperanzada con su posible vuelta a la política española, a la derecha cabreada por las mismas razones.
Y esto es así porque nadie es capaz de explicar su regreso sin añadir a continuación las más altas misiones en la vida pública española, tan necesitada de sus más preclaras mentes ahora y siempre, aunque a algunos les produzca un sarpullido aftoso por alguna de las actuaciones de Rato en contra de sus intereses empresariales.
Por supuesto que entre las versiones de los pitonisos se mencionan dos o tres jugosos destinos en sector privado, incluyendo la presidencia de grupos mediáticos, bancos, cajas de ahorro, o la dirección del trust turronero de Jijona. Cualquier puesto le aviene y cualquier instancia no es lo suficientemente elevada para que no pueda pretenderla. Un hombre del prestigio de Rato, recién llegado de la NBA del dinero, elige equipo y elige entrenador. Pero esa posibilidad sólo se menciona para cubrir todos los frentes. Y entonces se formulan las hipótesis de la amplia gama; una de tres, o viene a ser el dos de Rajoy, o viene a ser el uno de una gran empresa, o viene a ser el cero de su jubilación y de la vigilancia educativa de la prole. Así acertamos seguro.
Si nos atenemos a sus palabras, acertará quien se incline por esta última opción, que es la que se paga mejor en las apuestas, porque nadie se la cree.
En cualquier caso, el anuncio de su aterrizaje desde Washington ha sido como la llegada de un gallo al gallinero revuelto. Todas las gallinas han detenido su cacareo y sólo tienen ojos para él. Se barruntan cambios en los palos por mucho que él diga que viene a quedarse a ras de tierra.
No pasará mucho tiempo sin noticias.

Un debate pragmático

Jueves, 28 de Junio, 2007

Escucho decir a Fernando Ónega que no espera grandes resultados del debate sobre el Estado de la Nación que se presenta inminente. El propio Miguel Ángel Rodríguez, que ayudó a preparar alguno, y la mayoría de sus colegas en el programa del micrófono menguante abundan en opiniones similares. Rajoy, dice MAR, no va a hacer sangre con el terrorismo y el resto de los temas están en el ordenador para evitar que nadie reproche ¡eh! ¡que no ha hablado de las mujeres maltratadas!
No dudo que el debate vaya a ser así, porque el recuerdo de otros anteriores, como argumenta Fernando, nos llevan a esas conclusiones; sin embargo a nadie se le escapa que el estado de la nación merece la convocatoria de varios debates seguidos si hubiese voluntad de poner fin a todas aquellas cuestiones que por no estar bien cerradas son hoy la causa de las principales tensiones entre políticos y ciudadanos.
Al igual que los temas de MAR, éstos también están en el ordenador y a nadie se le olvidan. Son todos los relativos a la territorialidad, que hasta ahora es un chicle que se estira y se encoge de acuerdo con la santa voluntad del político de turno; al trato y consideración que han de merecer quienes utilizan la violencia como medida de presión política, un tema en el que el actual Gobierno ha demostrado la mayor de las ambigüedades; y por no ser exhaustivos, incluyamos por último lo relativo a las leyes electorales y a la manera de impedir que se distorsione el mandato de las urnas con una segunda vuelta que no se decide en los colegios electorales, sino en los despachos de los partidos. Todo lo anterior no agota otros aspectos de la democracia imperfecta en la que nos movemos y que no son utópicos, pues por ahí adelante funcionan naciones que los han cerrado con satisfacción generalizada y gracias a ello no se despiertan cada día con preguntas trascendentales sobre su esencia y funcionamiento.

Hacia el club social

Miércoles, 27 de Junio, 2007

Le preguntan a una profesora qué opina sobre la propuesta del Defensor del Pueblo para erradicar el tuteo en las aulas y ella responde muy ufana: “Estoy en contra porque es volver a lo de antes”.
Vaya usted y averigüe qué demonios enseña esta buena señora, porque como en su materia haya algo que no sea “de antes”, a lo mejor está dando clase de Oráculos y Profecías.
Lo cierto es que, como en su caso, hoy impera la tontería de considerar lo nuevo como sinónimo de mejor, sin someterlo a más exigencias que la de su alto grado de actualidad. De tales premisas deduciremos que el último lanzamiento de Georgie Dan, el intitulado Mecagüentó, supera con creces la calidad de la Novena Sinfonía, que es vieja hasta aburrir, o quizás que cualquier novela de nueva hornada le está mojando la oreja a Cervantes.
Ni el Defensor del Pueblo, ni nadie, sabe a ciencia cierta que tratar de usted a los profesores sea la medida más eficaz para combatir la indisciplina, pero tampoco hace falta que lo sea para comprender que con el uso del tradicional tratamiento al alumno se le abren muchas puertas de su futuro profesional, porque como se le ocurra solicitar empleo y decirle al jefe de Personal, oye ¿y tú cuánto ganas en esta puta empresa?, puede quedar muy molón y de muy buen rollito, pero nos da la espina que de inmediato escucharía a viva voz el grito de ¡¡El siguiente!!
Si un profesor no es capaz de comprender todos los matices que se encierran en su relación y trato con los alumnos, y viceversa, quizás sea porque se ha confundido el ámbito escolar con el de un club de campo donde todos los socios son iguales y todos van a pasarlo bien y a desternillarse en sano colegueo. Si es así, la carrera de Magisterio y sus aledañas bien podrían trocarse por la de Animador Sociocultural, eliminar las calificaciones y presumir ante el mundo de tener los chavales más mimados de la historia.
Saber no saben nada, pero ¡lo que se divierten los condenados… no está en los escritos! ¡Y tanto que no!

Misión de paz

Martes, 26 de Junio, 2007

En la barahúnda nacional se escucha decir que las tropas españolas son una ONG, que están en el Líbano para compensar de alguna manera su retirada de Iraq, que una misión de paz no es una misión de guerra…
También se oye que con la presencia de las fuerzas internacionales de FINUL, lejos de avanzar en la misión pacificadora que las llevó allí, se está favoreciendo la infiltración de extremistas islámicos y el reforzamiento de las posiciones de Hezbolá.
Y sin embargo, el argumento es que no nos podemos marchar, que hay que comprar más inhibidores de frecuencia y más papel higiénico para que no se lo tengan que mandar sus familiares desde España.
El grado de confusión es notable. Por no saber, no sabemos si los seis soldados españoles muertos lo han sido a consecuencia de un ataque terrorista, de una acción de guerra o de un accidente, la palabra maldita que arrastrará el presidente de por vida. No sabemos si la reacción al ataque será ordenar una concienzuda investigación para descubrir los autores, si les pediremos perdón por colocar seis soldados en su camino, o si les pondremos la otra mejilla.
La desconfianza ante lo que se hace y se dice llega a estos extremos. El sueño de las medias verdades, de los términos a utilizar pactados con el enemigo, de los coqueteos con regímenes de dudosa catadura, produce monstruos y cadáveres.
Posiblemente el cambalache no se va a traducir en algaradas callejeras, ni en grandes aspavientos; ni habrá una criminalización de los responsables como ya ha ocurrido con los anteriores dirigentes. No hay voluntad ni ganas de sacarnos la piel a tiras a costa de nuestras propias miserias.
Al presidente se le piden explicaciones. Eso sí, qué menos. Aunque se sepa que el papel lo aguanta todo y que puesto a utilizar lenguajes sibilinos, es un maestro consumado.

Lo prioritario

Lunes, 25 de Junio, 2007

A poco que se pasee la vista por los distintos medios informativos y sus analistas, basta para comprobar que la muerte de los seis soldados españoles en Líbano sugiere los comentarios más diversos, algunos de ellos contradictorios entre sí. Y aunque suele ser de la misma forma cuando los acontecimientos son susceptibles de considerar en clave política, ante una ocasión como ésta cualquier interpretación parece tener más importancia que el hecho en sí, es decir, el sacrificio realizado por seis compatriotas que nos representaban a todos y que en nombre de todos se encontraban en una zona donde el diálogo lo protagonizan los coches bomba.
Si se trata de una guerra injusta, o de una humanitaria misión de paz es asunto que a ellos les preocupaba muy poco. Esas discusiones se reservan para los privilegiados que nos quedamos en retaguardia, enfrascados con la tontuna de discernir si el enemigo es un ejército con mando en plaza, un puñado de insurgentes o un grupo terrorista que se alimenta con los diamantes que produce la explotación más miserable y canalla de África.
Podremos entretener cientos de tertulias sobre el derecho a intervenir en conflictos armados, o sobre la exquisita neutralidad de quien observa un genocidio y permanece cruzado de brazos. Podemos hablar hasta las tantas de la maldad intrínseca de la guerra, de la flagrante injusticia que acompaña a los belicosos y de cómo morir en misiones de paz, pero al final de todos los discursos siempre están unos cuantos héroes anónimos a los que se les regatean medallas porque no interesan en el momento político, y a los que, con un poco de suerte, no se les afea haber elegido la milicia como medio de vida, sea cual sea su grado de vocación para ella.
Por eso, y por no caer en tentadores cinismos, la ocasión requiere una prioritaria urgencia, la del homenaje y agradecimiento a Manuel David Portas, Jefferson Vargas Moya, Jackson Castaño Abadía, Juan Erickson Posada Jonathan Galea García y Juan Vidoria Díaz. El resto, después.

Una oportunidad

Domingo, 24 de Junio, 2007

En clave optimista, si la marcha de Buenafuente es consecuencia de una caída en picado de la audiencia, podría tratarse de una gran y esperanzadora noticia.
Piensen que siendo Buenafuente un programa de tonterías hecho con muchos medios y mucha cabeza _ eso dicen _, su fracaso nos permite soñar con la posibilidad de que el público se haya hartado de tanta gansada y prefiera otro tipo de ingredientes, al menos para esas horas en las que se supone la presencia de una mayoría de espectadores adultos frente al televisor.
Y aunque también cabe la posibilidad de que el NAT del televidente (Nivel de Apetencia de Tonterías) sea el contrario, es decir, mucho más alto del que proporciona este buen hombre, y de ahí que se produzca su desplome, vamos a pensar mientras sea posible que no, que el NAT ha descendido y que se reclaman otros contenidos con algo más de substancia. Tampoco mucho, no nos vayamos a atragantar.
La vieja teoría de que a casa se llega cansado y sin cabeza para honduras se cae por su propio peso al constatar que ese tipo de espacios, bautizados como late night o late show por los norteamericanos, finalizan a las tantas y resultan muy difíciles de compaginar con el cansancio o con el madrugón. Digan en todo caso que se les aviene mejor decir babosadas, que es un terreno dominado.
La cuestión radica en optar entre acostarse cada noche sabiendo una cosa más, o hacerlo a los gritos del Neng, cuyos modos y costumbres se reproducen a velocidad de vértigo por todos los rincones, contrarrestando con suficiencia todos los esfuerzos que pueda llevar en sus alforjas la educación para la ciudadanía y siete asignaturas más.
Como bien sabemos, los gustos los dicta la audiencia, siempre que tenga posibilidades para decantarse sobre dos opciones. Éste podría ser un momento fantástico para probar otras fórmulas. Por ejemplo, una en la que no se parta de la premisa de que el espectador es tonto de capirote.

Cuestión de confianza

Domingo, 24 de Junio, 2007

El Gobierno ya no acierta ni cuando rectifica, síntoma de que los caminos transitados acortan los márgenes de maniobra y las vergüenzas se exhiben sin pudor, a falta de mantas y cobertores.
Así, para contrarrestar los ataques terroristas que en forma de scoops bien dosificados, como mandan los cánones de las exclusivas periodísticas, le dirige día tras día el portavoz etarra Gara, el ministro de Justicia se descuelga diciendo que ellos sólo atienden a lo publicado por medios que les merezcan confianza. Y claro, Gara no es de ésos.
No se cosca el señor ministro que si los redactores de esa cabecera no le inspiran credibilidad, mucho menos deberían hacerlo los señores de las pistolas a los que estos tribuletes sirven con fidelidad inquebrantable.
Si hubiesen actuado con ese mismo criterio del que hoy hace gala el señor Bermejo, ese habrían evitado _ y nos lo evitarían a todos _, el frío bochorno que ahora recorre el espinazo de las gentes, incapaces de comprender cómo se ha podido llegar a cometer semejantes dislates y cómo salir de ellos sin producir daños irreparables.
A la vista está que el Gobierno entra en un proceso de venta del Estado con sus mayores enemigos, sin capacidad para ello, en contra de las leyes vigentes, traicionando el pacto suscrito con la oposición que ellos mismos habían alentado y sin el respaldo suficiente como para poder asumir el posible fracaso como un riesgo aceptado por todos y por todos lamentado.
Se mete en la boca del lobo y deja que éste le muerda hasta las agujetas y más allá, pues todavía desconocemos el final del scoop.
Le da voz en el Congreso y pone en sus labios la terrible versión de los accidentes, las disculpas por la detención de etarras, los tratos de favor y cuanto fuese necesario para alimentar una utopía que en realidad sólo era una sangría estirada al máximo.
En efecto, Gara no merece confianza, pero lo que es ustedes…

Éste es un libre

Viernes, 22 de Junio, 2007

Durante los años de la guerra fría y posteriores, los norteamericanos se hartaron de colar en sus películas un personaje que en determinado momento del guión, viniese o no a cuento, soltaba la frase “éste es un país libre”, o cualquiera de sus homónimas y derivadas. Se trataba de un guiño crítico a todos los demás, especialmente a los del Telón de Acero, por si alguno de sus habitantes tenía la oportunidad de verlas en un viaje al extranjero.
Aquí también escuchábamos la frase y claro, impactaba mucho. Caramba, ellos son un país libre y nosotros, no.
Han pasado unos cuantos años, a ellos se les ha terminado la cantinela y ahora somos nosotros los que podemos repetir algo parecido, algo así como “éste es un libre”, sin que por fuerza nos refiramos a un taxi.
País es una palabra que no podemos pronunciar, porque todavía no sabemos muy bien lo que somos, ¡pero libre…! ¡Hasta las trancas! Lo vemos a diario con pruebas fehacientes. Si a usted le da por el fútbol, se puede hacer una selección, pillar un avión e irse a jugar un partido internacional con Venezuela, que allí están de rebajas. Y si le suena a poco, una vez en Caracas, despliegue una pancarta llamándose nación, o nación de naciones, o lo que le salga del pito, sin necesidad de ser el árbitro.
Acto seguido se planta en la sede del único Gobierno con jurisdicción en todo el territorio y aféele que no respeta los Derechos Humanos mientras su interlocutor le mira con cara de estar pensando en el último sudoku que dejó a medias.
Como en ese momento ya habrá comprobado que no pasa nada, dígale también que la Constitución no le afecta, porque es así de chulo, y que a usted sólo le van los derechos históricos de los vascos, que nadie sabe lo que son y que en todo caso ¿a cuenta de qué tienen que ser más preciosos que los derechos históricos de los ilicitanos?
Pero usted erre que erre, que para algo “éste es un libre”.

ETA en el Congreso

Jueves, 21 de Junio, 2007

ETA es muy seria a la hora de negociar en secreto. Levanta acta de cada sesión y pasado cierto tiempo, las eleva a públicas para que nadie se lleve a engaño sobre el díjome díjome. Ella sí sabe lo que quiere y sabe a dónde va.
El secreto queda mal parado y sus interlocutores, pasmados, pero eso es lo que hay. Si a estas alturas alguien piensa que el trato con esos señores no conlleva ningún riesgo añadido, o es muy ingenuo, o desconoce por completo su trayectoria.
ETA gana siempre que negocia. Gana en información, en prestigio, en consideración, en tiempo, en respaldo popular, en artimañas, en lo que sea, pero gana; quizás porque no tiene nada que perder.
Caso distinto es el de quien se acerca a ellos con la legalidad en la mano y con ánimo de sacar tajada creyendo que le puede salir gratis, o baratito. De momento ya sabemos que el presidente de todos los españoles es capaz de hablar en el Congreso para repetir un texto consensuado con ETA sin advertirlo previamente, de modo que cuando crees que lo estás escuchando a él, en realidad está hablando por boca de esa organización que “está más aislada que nunca”, de la que ahora se espera “una reacción violenta”, que ha dejado mil muertos en su camino y que obedece las órdenes “de los más descerebrados del grupo”, dicho todo ello en palabras de ZP que suponemos no han sido consensuadas con ellos, aunque todo puede ser.
Las barbaridades se acumulan con tanta profusión y rapidez que realmente resulta muy complicado seguirles la pista lógica, saber cuándo hablan unos u otros, separar la paja del trigo y atisbar lo que es mentira, embuste o patraña.
El Gobierno le reprocha al PP que esté todo el santo día dando la vara con la política antiterrorista, pero admitirá al menos que en tres años le está dando motivos sobrados para acrecentar todo tipo de desconfianzas y preocupaciones, tanto cuando habla, como cuando se lo oculta.