Al ataque
Jueves, 8 de Febrero, 2007Entre los muy dudosos méritos académicos de quien suscribe, figura el de haber sido alumno de Derecho Político, con resultado de aprobado, de José Antonio González Casanova en la Facultad de Derecho compostelana. Habida cuenta del tiempo transcurrido desde entonces y de la ininterrumpida labor docente del catedrático, han de ser miles los que hoy puedan recordar una relación parecida con el autor de un inexplicable artículo en la edición catalana de El País, en el que González Casanova llega a equiparar a ETA y al PP como extremos indeseables de la democracia española, dignos de ser vencidos y desintegrados al unísono para que reluzca en solitario la estela impoluta del sin par demócrata ZP.
Si no hubiese compartido con el señor González Casanova nueve meses de recorrido por las concepciones políticas de Maurice Duverger y sus muy atinadas consideraciones al respecto, diría que en su desesperación del fracaso, el gobierno echa mano del primer escritor de panfletos que tiene cerca para la siembra de cizaña y el emborronamiento del panorama, a fin de disimular sus propias carencias y las escasas dosis de talante que le quedan en el zurrón. Pero con los antecedentes mencionados cabe deducir que la situación es muchísimo peor, pues creo sinceramente que JAGC no es ningún piernas, sino una voz de cátedra puesta al entero servicio de un gobierno; sin reparar en gastos infamantes, precisamente al amparo de la alta condición docente del emisor, cuya materia ya no es el Derecho Político de Duverger, sino el Constitucional.
Si a la publicación del artículo añadimos el perfil del fiscal que acaba de ser elevado al Ministerio de Justicia y su declarada incapacidad para aceptar el pluralismo, con horripilantes alusiones al rencor y al guerracivilismo, llegaremos a la conclusión de que el gobierno da por perdida la batalla del talante y pasa a la acción con las peores armas que se pueden esperar de un Estado de Derecho.